14 junio, 2012

El tiempo pasa volando.

El tiempo  pasa  volando. Desde  pequeño  he  escuchado   esta   frase   en   incontables  ocasiones, pero jamás, hasta hoy, me había detenido a analizarla con profundidad. Hace   exactamente un año que crucé, caminando, Rainbow Bridge, uno de los puentes que comunica a Canadá y Estados Unidos.

Raibow Bridge, desde Canadá.
La tarde anterior había llegado a Niágara Falls, procedente de Toronto, pero decidí pasar la noche en uno de los tanto hoteles que hay en aquel bello sitio que inspiró a nuestro poeta José María Heredia. Desde mi habitación contemplé el imponente puente. No andaba yo en plan de turista; sencillamente mi familia del lado de acá no conocía de mi decisión de cruzar la frontera y fue precisamente desde aquella amplia y limpia habitación que realicé las llamadas telefónicas pertinentes, para informarle a mi familia de Tampa sobre la decisión tomada y organizar mi llegada a esta ciudad.

Atrás quedadan mi esposa, dos hijas, mi madre, hermanos, sobrinos, en fin, mi familia. Era la fase final de una difícil decisión que había tomado tres años atrás y mantenido en absoluto secreto. En Tampa he comenzado una nueva etapa de mi vida, que no es perfecta, lo sé, pero mucho más digna que la que tenía en mi propia tierra. Aquí tengo un trabajo sencillo, pero decoroso, donde gano un salario que me permite vivir con austeridad y dignidad y aún así, ayudar financieramente a mi familia en Cuba. 

En la sede de Amway, Michigan.
He comenzado algunos proyectos de negocio a corto y mediano plazo, que seguramente ayudarán a mejorar mis finanzas y mi nivel de vida. De la calidad de vida no deseo hablar, pues sencillamente no tiene precio la tranquilidad espiritual con la que vivo hoy, sin pensar en las carencias del día a día, sin tener que hablar con una careta en mi rostro, ni cuidarme del vecino o del compañero de trabajo.

Sé que para muchos inmigrantes, el American Dream se convierte en una pesadilla, pero una cosa quiero decirles: Este es el país de las oportunidades, donde no existen límites para el desarrollo personal, que no sea sólo el límite de nuestras propias capacidades. Un  consejo quiero darles: Nunca dejen de soñar... y persigan sus sueños hasta alcanzarlos.


                                                         === FIN ===

2 comentarios:

  1. Bonito texto. El primer anho es el mas dificil, porque es el anho del desarraigo, del abandono de la tierra. Pero ya veras que, como los arboles, uno vuelve a echar raices y a producir frutos. The best is yet to come. Suerte, Ramon, y un gran abrazo. Emercio

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  2. Gracias Emercio por tu comentario. Asi mismo, como tu dices: Uno vuelve a echar raices y producir frutos. Un abrazo hermano. Ramon.

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