17 septiembre, 2011

El Rey.

A la memoria de Leoncio Gutiérrez Arias, maestro de pescadores. 


Cuba es un archipiélago con más de cuatro mil islas y cayos y mucho antes de que los conquistadores llegaran a estas tierras, ya nuestros aborígenes utilizaban canoas para viajar entre las islas y para pescar. Desde aquellos lejanos tiempos, la pesca ha sido una de las principales fuentes de alimentación de tantas generaciones que hemos poblado esta parte del planeta.

En nuestras ensenadas y golfos han tirado el cordel escritores como Ernest  Hemingway y Gabriel García Márquez y estadistas como Carlos Salinas de Gortari y el Emir de Qatar.
     
No dudo que existan excelentes pescadores a lo largo de nuestro país, pero ninguno como él. A duras penas alcanzó el sexto grado, aunque leía con avidez todo lo que caía en sus manos y poseía una inteligencia natural. Con sólo echarle un vistazo a las estrellas, el empírico meteorólogo era capaz de elaborar un pronóstico del tiempo, predecir la velocidad y dirección del viento, presagiar las mareas y profetizar sobre la pesca del siguiente día, en la época en que el licenciado José Rubiera ni soñaba con salir en la televisión.

Algunos incrédulos, por hacer caso omiso a sus pronósticos, pasaron más de un sofocón en alta mar.

Cuando en las tertulias del muelle, vaticinaba que el día siguiente sería espléndido para matar pargos en el canal; los que pescaban en aquel lugar, regresaban con el cayuco repleto de pargos criollos. Si aconsejaba pescar al curricán frente a Cayo Blanco; los que seguían su consejo, regresaban con cajas de sierras y serruchos.

Si profetizaba que soplaría un viento del sudeste y que no era bueno salir a pescar; él no salía al mar al siguiente día y los que se aventuraban a hacerlo, regresaban con la espalda achicharrada por el sol y pírricos trofeos.

Javier Sotomayor
El 27 de julio de 1993, el Príncipe de las Alturas; Javier Sotomayor, implantó un fenomenal record del mundo en salto alto. Su espigado cuerpo sobrepasó los 2.45 metros y desde entonces, esa marca no ha podido ser superada por ningún atleta. Salvando las distancias; aquel hombre implantaba record de pesca diariamente. Si regresaba con treinta cuberas; ese día otros pescadores podían llegar con veintinueve piezas, pero con treinta; ninguno. Si al regresar de la faena mostraba veinte jureles; esa era la cifra máxima que un pescador capturaba ese día.

Él era también, el más importante constructor de cayucos del pueblo y un experto tejedor de tarrayas y chinchorros. En una semana tejía una tarraya de once pies de largo con boquilla, brioles y plomos.

Abadía de Westminster
Aunque nunca se lo propuso, dada su humildad y modestia y a pesar de que yo no soy el arzobispo de Canterbury, ni en La Marina existe una abadía como la de Westminster; estoy seguro que los campechuelenses votarán unánimemente para que Leoncio Gutiérrez sea coronado póstumamente como El Rey de los Pescadores de Campechuela.     






       === FIN ===



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