21 agosto, 2011

Cerveza fría.


A Joel y Ernesto García Palmo.


Era una soleada mañana de 1994. Joel García Palmo y yo, regresábamos a Morón de un fructífero viaje a Cunagua. Yo conducía un Mitsubishi L-300, que los cubanos conocemos como panelito.

Era la época en que un dólar valía 120 pesos. Ya hacía tres años que vivía en Morón y no tenía refrigerador. Ese día nos levantamos bien temprano y le compramos la caja de un refrigerador Minsk a una señora de Cunagua, por 150 pesos cubanos. Aquello no tenía ni congelador, ni compresor; nada. Era sólo la caja, que servía de refugio a dos nidos de gallinas.

Joel siempre ha sido muy emprendedor y me había dicho unos días antes:


-  Ya verás lo que haremos: vamos a Cunagua y a Violeta, compramos una caja de medio palo y yo me encargo de conseguir lo que falte. Antes que se acabe este año; tú tendrás refrigerador.

Aquella mañana; de regreso a Morón, yo realmente no estaba muy convencido de que aquello tuviera solución, pero si Joel me iba a ayudar, el sabría cómo resolverlo.

Chevrolet del año 1953
Cuando entramos a Morón y pasando frente al parqueo del Hospital Roberto Rodríguez, Joel vio el auto de su hermano menor en el parqueo. Era un chevrolet del año 53.  Joel se preocupó y me dijo:
-        
-          -  Entra ahí; que parece que hay alguien enfermo en la familia. Mira la máquina de Ernesto.

Entramos y parqueamos justo en la valla al lado del chevrolet. Muy preocupado, Joel preguntó:
-          
-     - Che ¿pasa algo?

Ernesto, con la mayor tranquilidad del mundo y sonriente le respondió:

-       -  No pasa ná. Es que este es el único lugar de Morón, donde uno puede tomarse un par de laguer frías, sin que se pegue un sapo…

Efectivamente; sentados en los asientos delanteros: Ernesto y su amigo, cada uno, con una Cristal en la mano y en el piso trasero del auto, una nevera repleta de cervezas frías. 

... y se les pegaron dos sapos.


                                                                 === FIN ===

No hay comentarios:

Publicar un comentario