Fui con mi padre a Manzanillo a visitar a un tío abuelo. Segundo González Arias, medio hermano de abuelo Monguito, yacía enfermo. Luchaba contra una penosa enfermedad, aunque desafortunadamente, día a día perdía la batalla.
Marlene y su esposo Angel Tomás. |
Al verla
allí, sentada en el borde de la cama, junto al anciano padre moribundo; quedé
deslumbrado. Era una impactante trigueña, de profunda y alegre mirada. Esbelta, de delicados ademanes y una sonrisa mística. Me besó con
candidez en la mejilla. Supe
al instante que aquella deidad se llamaba Marlene González Arias y era prima hermana de mi padre.
También supe que vivía en La Habana, que tenía 23 años, que trabajaba como aeromoza internacional en
Cubana de Aviación, que estaba casada y que tenía dos hijos.
No siento pena alguna reconocerlo. Quedé boquiabierto, hechizado, enamorado. Ajeno
al drama familiar, corrí por toda la casa e intenté algunas piruetas para
llamar su atención. Yo era entonces, un niño de apenas 10 años. ¿Quién
no ha soñado alguna vez con una prima? Desde
aquella noche y con cierta frecuencia, ella visitó mis sueños. El
tiempo se escurrió y me enamoré de Angélica María, la bella actriz y cantante
mexicana y de otras muchas cantantes y actrices famosas y nunca más volví a ver
a Marlene.
Sepelio de las víctimas del atentado. |
Monumento en Barbados. |
Con esta sencilla crónica deseo homenajear a todas las madres cubanas, donde quiera que se encuentren. Aquellas madres que han tenido la indescriptible dicha de disfrutar de sus hijos y nietos.
A todas, les deseo muchas felicidades en el Día de Las Madres. Al mismo tiempo, recordar a aquellas madres, que como Marlene, ya no están entre nosotros en un día tan especial.
=== FIN ===