22 octubre, 2011

¡Qué visión!

A Lázaro Mora y Suzel Moreno, por su constante aliento y apoyo.

El grupo en el hotel Amway Plaza
Mercedes, Dayamit, Suzel, Lázaro, Nereida y yo, acabamos de regresar de Grand Rapids, en Michigan, sede de la Convención de Amway ¡Fueron tres días fantásticos!, en los que compartimos e intercambiamos ideas con colegas de toda Latinoamérica y hasta de Europa y Canadá. Más de 6,000 Empresarios Independientes de Amway nos reunimos en el Devos Place -un enorme centro de convenciones en el mismo centro de aquella bella y tranquila ciudad- para celebrar como lo que realmente somos: ¡Una gran familia!

Fueron homenajeados más de un centenar de empresarios independientes, entre ellos:

Como Dobles Diamantes:
-          José Bobadilla (Colombia)
-          Theodoro y Maribel Galán (R. Dominicana)

Como Diamantes Ejecutivos Fundadores:
-          Johnny y Paula Matos (R. Dominicana)

Como Diamantes Ejecutivos:
-          Ernesto y Gertrudis Espinosa (R. Dominicana)
-          Víctor y Julia Cid (R. Dominicana)
-          José (Pepe) y Leity Cohen (Cuba)
-          Carlos y Jazmín Jurado (Panamá)

Como Diamantes Fundadores:
-          Alberto y Michele Aguilera
-          Alejandro y Maribel Illeras (Colombia-Venezuela)
-          Ulises y Daisy Feliz (R. Dominicana)
-          Hugo y Miriam Burgos (R. Dominicana)
-          Guillermo Diaz y Jenny Valencia (Costa Rica)

Como Diamantes:
-          Robert y Juanita Hernández (Cuba)
-          José y Escarly Otazu (R. Dominicana)
-          Orlando y Martha Cortés (Colombia)
-          Damián Millán y Zaylí Carmona (Cuba)
-          Sergio Castro y Lina González(Colombia)
-          Pável y Lily Gómez (Cuba)
-          Gabriel y Olaya Sánchez (R. Dominicana)
-          Lucy González y Estefanía Londoño (Colombia)

Fueron homenajeados además, decenas de Esmeraldas Fundadores y Esmeraldas.

En la sede de Amway
Entre las muchísimas actividades colaterales de la Convención, tuvimos el altísimo privilegio de visitar la sede de Amway, en Ada, a unas pocas millas de Grand Rapids y recorrer una de sus plantas de producción ¡Qué organización, qué limpieza, qué espíritu positivo se respira en aquel sitio, donde cada uno de los empleados que nos atendió mostraba una sincera sonrisa y un legítimo orgullo de pertenecer a esta gran compañía, no sólo por las dimensiones del negocio, que está presente en más de 80 países alrededor del mundo, sino porque son una realidad palpable los cuatro pilares básicos en los que descansa la compañía: Libertad, Familia, Esperanza y Recompensa.

Rich DeVos y Jay  Van Andel
Durante los tres días de Convención, desfilaron medio centenar de brillantes oradores por el engalanado escenario, pero personalmente me impresionaron las intervenciones de Teresa Scanlan; Miss América 2011 y del presidente de Amway; Doug DeVos. En su discurso de unos 20 minutos, el señor DeVos, dejó claro que los más de 50 años de vida de Amway no son obra de la casualidad, sino el fruto de la enorme visión que tuvieron dos grandes amigos: los fundadores Richard DeVos y Jay Van Andel. Los pilares básicos en los que descansa la compañía serán los que permitirán que ésta viva, al menos, por otros 50 años.

Cuando los fundadores crearon Amway, pudieron haber distribuido los excelentes productos de salud, nutrición y belleza a través de la red de mercados de todo el país, como hicieron la inmensa mayoría de los empresarios, pero ellos tomaron una trascendental decisión: Decidieron vender sus productos al modo americano: American way. Brindarle la oportunidad de desarrollar su propio negocio a otras familias, de modo que cada uno de nosotros obtenga su propia libertad financiera y personal. Aprovechándose del network marketing, crearon un fantástico sistema de incentivos que compulsa al esfuerzo personal y colectivo, a la educación y la superación constante, pero sobre todo, nos hace mejores seres humanos. La red de ventas que diseñaron, nos brinda una excelente oportunidad de negocio a millones de personas y lo más importante: nos brinda la posibilidad real de que logremos la libertad financiera, a partir de nuestro propio esfuerzo.

Nereida Cala en la sede de Amway
Para comprender en toda su magnitud la visión de estos extraordinarios hombres, debemos ubicarnos en el tiempo: En 1959 no existía  internet, ni teléfonos celulares. Sin embargo, ellos apostaron por la venta en redes, que al principio abarcó a sólo unos cuantos amigos que viajaban en sus autos por pueblos y ciudades del norte,  vendiendo sus productos y auspiciando a otras personas a iniciarse en el negocio. La vida les dió la razón. Hoy el panorama es muy diferente: somos más de 3 millones de empresario independientes de Amway alrededor del mundo y la compañía facturó en el año 2010, algo más de 9 billones de dólares, si, como lo oyó, ¡9 billones de dólares!



¡Ante tan osada y visionaria decisión, que ha cambiado y seguirá cambiando la vida de millones de familias en el mundo, no podemos hacer menos que quitarnos el sombrero!  



                                                                 === FIN ===



18 octubre, 2011

La avenida y el malecón.

A: Eduardo Antonio Gutiérrez (Tony). El único de mis cinco hermanos, que aún vive en Campechuela.

Pedazos del malecón y del muelle
Cuando en 1979 se inauguró la Terminal de Embarque de azúcar a granel de Ceiba Hueca, el muelle y nuestra tertulia de La Marina cayeron en desgracia. A partir de entonces, el azúcar que se produciría en todos los centrales azucareros de la provincia, sería transportada en camiones tolva hacia la terminal de Ceiba Hueca y desde allí; a las bodegas de los barcos mercantes.

El muelle de mi barrio desapareció en apenas dos meses. Las traviesas, tablones y pilotes fueron a parar a los fogones del vecindario y ese fue el fin de nuestras tertulias, pues no pueden crecer los oradores donde no hay tribuna. Una noche se esfumaron también los rieles y polines del ferrocarril de la calle Progreso y nadie supo adonde fueron a parar.

No queda nada del muro del maelcón
Fue entonces que a un entusiasta funcionario del Poder Popular Municipal se le ocurrió una genial idea: Convertir la desolada calle Progreso en una moderna avenida, con parterres y farolas, que nacería en la puerta del central Francisco Castro Ceruto y llegaría hasta la calle Juan Castellá, justo a orillas del mar. El pequeño malecón de Campechuela se ampliaría hacia ambos lados, llegando por un lado, hasta la Avenida Progreso y por el otro, hasta El Merendero. ¡Fantástica iniciativa!

La idea de aquel funcionario parecía sacada del infinito arsenal de brillantes ideas de nuestro gran campeón José Raúl Capablanca. El concepto prendió rápidamente en el pueblo y nos alegramos de la solución  propuesta. Se concibieron los proyectos y se discutió el presupuesto a diferentes instancias del gobierno. El plan marchaba viento en popa y a toda vela.

La tarja con frase de Martí. Una ironía
De repente, apenas descargaron unos pocos camiones de rocoso y se perfiló la calle con una moto niveladora, la construcción de la avenida Progreso y la ampliación del malecón cayeron en una especie de letargo, de hibernación. Han pasado treinta años y aún permanecen así, esperando el momento propicio para emerger a la vida. Las olas y el tiempo han dado muerte a nuestro inolvidable malecón, aquel bello sitio donde crecían frondosos almendros, donde tantas veces noviamos,  conversamos sobre nuestro futuro y donde irónicamente una frase de José Martí reza en una tarja: "Hombres haga, quien quiera pueblos."  

Desde entonces; cuando los que vivimos fuera del terruño conversamos con los familiares que aún viven allá, después de ponernos al día con la familia y de los chismes del barrio, hacemos las mismas preguntas:

- ¿Han hecho algo en el malecón?

- Por fin; ¿iniciaron la construcción de la avenida?

¡Qué ilusos somos!

                                                                 === FIN ===

  

08 octubre, 2011

La gran pelea.


Otra victoria de Stevenson.
A la memoria de Gertrudis Escalona, la hermana menor de Tito.

Los boxeadores pelean como fieras por alcanzar el título en disputa. La historia recoge famosos combates en el ring, como el de Ray Sugar Robinson y Jake LaMotta, los de Ángel Milián y Teófilo Stevenson o los de Armandito Martínez y el canadiense Shawn O´Sullivan. Esas peleas son dignas de una antología. 

La pelea que les narraré, ocurrió una fría madrugada de enero. Tito Escalona despertó sobresaltado y sudoroso. En su pesadilla; el mulato Diego Colás lo había noqueado de un zurdazo. Se quedó tendido en el catre, mirando fijamente al techo de guano, acariciándose el mentón. Sintió un dolor intenso, no en el rostro, sino en el corazón, por haberse permitido un sueño tan débil.

Lentamente se levantó, se vistió sigilosamente para que sus hermanas no se despertaran y encaminó sus pasos hacia la casa de Diego. Eran pasadas las cuatro de la madrugada.

Jack LaMotta y Ray Sugar.
Tocó varias veces con fuerza en la ventana y por fin, la mujer de Diego le respondió. Indagó por el contrincante y del otro lado le contestaron que estaba en el ingenio; que había comenzado en el turno de las tres.

Tito llegó a los hornos del ingenio y en el sofocante calor que emanaba de uno de ellos, reconoció el sudoroso rostro de su oponente. Se encaminó hacia él, le contó la reciente pesadilla y resumió:

- Diego; la forma en que me ganaste, no es justa. Tienes que ganarme de verdad.

El mulato apeló a diversas justificaciones, pero de nada sirvieron. No le quedó otro remedio que fajarse.

Eran pasadas las cinco de la mañana. Se escuchaba, a lo lejos, el canto de los gallos. Sobre la loma de bagazo del patio del ingenio, otro zurdazo de Diego Colás noqueó nuevamente a Tito Escalona.

Todos reímos cuando el propio Tito nos contó la inverosímil historia en la tertulia, pero él sin inmutarse resumió.

- Al menos en la segunda pelea sí perdí de verdad.

                                                                === FIN ===