06 abril, 2013

Amor a primera vista.


Debo reconocerlo, aquello fue amor a primera vista. Corría el año 2004. Hacía varios meses que había tomado la decisión de cambiar el look en mi cuarenta cumpleaños y la buscaba afanosamente. Para mi fortuna, la vi en una tienda de ventas en divisas, en Varadero, donde vacacionaba.

Ni siquiera me detuve a contemplar sus detalles, su característica figura. Simplemente la tomé, pagué por ella y desde aquel día, siempre hizo su trabajo eficientemente, semana tras semana, aunque a lo largo de estos diez años, perdió algunos dientes, fue necesario componerla varias veces y hacerle alguna que otra adaptación. Ella me ha acompañado, desde entonces, a todos lados. Viajó conmigo a Canadá, cruzó Rainbow Bridge, se asentó conmigo en Tampa y luego tomó carretera junto a mí, hasta New Jersey.

Cada semana le costaba más trabajo realizar su faena y no niego que aún después del tiempo transcurrido, la seguía amando; pero la vida es dialéctica y está en constante cambio y desarrollo. Después de mucho meditarlo, por fin hoy he comprado a su sustituta: una Remington de acero inoxidable, de tres velocidades, peines ajustables, de plástico flexible, en fin, la última tecnología en máquinas de pelar y la vieja Sunbeam ha ido a parar al depósito de la basura y pronto será desbaratada y reciclada.

La vieja Sunbeam ha concluido su ciclo de vida.




                                                 === FIN ===