El tiempo pasa volando. Desde pequeño he escuchado esta frase en incontables ocasiones, pero jamás, hasta hoy, me había detenido a analizarla con profundidad. Hace exactamente un año que crucé, caminando, Rainbow Bridge, uno de los puentes que comunica a Canadá y Estados Unidos.
Raibow Bridge, desde Canadá. |
La
tarde anterior había llegado a Niágara Falls, procedente de Toronto, pero decidí pasar
la noche en uno de los tanto hoteles que hay en aquel bello sitio que inspiró a nuestro poeta José María Heredia. Desde mi habitación contemplé el imponente puente. No andaba yo en plan de turista; sencillamente mi familia
del lado de acá no conocía de mi decisión de cruzar la frontera y fue
precisamente desde aquella amplia y limpia habitación que realicé las llamadas telefónicas pertinentes, para informarle a mi familia de Tampa sobre la decisión tomada y
organizar mi llegada a esta ciudad.
Atrás
quedadan mi esposa, dos hijas, mi madre, hermanos, sobrinos, en fin, mi
familia. Era la fase final de una difícil decisión que había tomado tres años atrás y mantenido
en absoluto secreto. En Tampa he comenzado una
nueva etapa de mi vida, que no es perfecta, lo sé, pero mucho más digna que la
que tenía en mi propia tierra. Aquí tengo un trabajo sencillo, pero decoroso, donde
gano un salario que me permite vivir con austeridad y dignidad y aún así, ayudar
financieramente a mi familia en Cuba.
En la sede de Amway, Michigan. |
He comenzado algunos proyectos de negocio a corto y
mediano plazo, que seguramente ayudarán a mejorar mis finanzas y mi nivel de
vida. De la calidad de vida no deseo hablar, pues sencillamente no tiene precio
la tranquilidad espiritual con la que vivo hoy, sin pensar en las carencias del
día a día, sin tener que hablar con una careta en mi rostro, ni cuidarme del
vecino o del compañero de trabajo.
Sé
que para muchos inmigrantes, el American Dream se convierte en una pesadilla, pero una cosa quiero decirles: Este es
el país de las oportunidades, donde no existen límites para el desarrollo
personal, que no sea sólo el límite de nuestras propias capacidades. Un consejo quiero
darles: Nunca dejen de soñar... y persigan sus sueños hasta alcanzarlos.
=== FIN ===
Bonito texto. El primer anho es el mas dificil, porque es el anho del desarraigo, del abandono de la tierra. Pero ya veras que, como los arboles, uno vuelve a echar raices y a producir frutos. The best is yet to come. Suerte, Ramon, y un gran abrazo. Emercio
ResponderEliminarGracias Emercio por tu comentario. Asi mismo, como tu dices: Uno vuelve a echar raices y producir frutos. Un abrazo hermano. Ramon.
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