Mongui y Joan |
Hoy les
contaré de una persona especial. Nos conocimo a través de un amigo común, allá por el año 1994, cuando yo
era subdirector de Logística en ITH-Abatur, en Ciego de Avila y él era el
administrador del Club nocturno El Colonial, en Pina. Ramón Sosa Posada – conocido por todos como Mongui- es una persona que reboza de optimismo y alegría; un tipo jaranero,
en fin, el típico jodedor cubano. Para él no existen momentos difíciles, al instante los
convierte en mágicos y felices.
A lo largo
de más de quince años, Mongui me ha demostrado una verdadera y sincera amistad.
Puedo escribir un libro con las anécdotas y ocurrencias de Mongui, pero sólo
les contaré ésta, que ilustra cabalmente su carácter.
Corría el
año 1996 y el período especial nos
hacía la vida insoportable: apagones, nada que llevar a la mesa, sin transporte,
sin trabajo. Una época sumamente difícil para la mayoría de los cubanos. Yo,
afortunadamente, trabajaba en Cubanacán y tenía algunos privilegios: estímulo
en divisas, una bolsa de aseo y alimentos, ropa, calzado, buena alimentación.
Rubén Valdés Expósito |
Rubén
Valdés, padre de Rubén Valdés Expósito -segunda base en el
equipo de béisbol de Ciego de Avila-, era mi vecino por aquella época. No tenía trabajo y
debía mantener a la familia. Habló conmigo y yo conversé con Mongui, que a la sazón era el administrador del hotel de Pina, para conseguirle un
trabajo al desesperado padre de familia. Mongui me llamó dos días después y me dijo
que el hombre debía verlo al siguiente día. Así ocurrió; bien temprano, Rubén viajó a Pina y al llegar al hotel, solicitó ver al administrador.
Lo hicieron pasar a su oficina. Después del saludo de rigor, Mongui le disparó
a boca de jarro:
Mongui y su familia |
- Socio, yo tengo disponible pa' tí, ahora mismo, la plaza de almacenero, pero déjame hacerte
una pregunta. ¿Tú sabes desviar recursos del Estado?
- No, no,
no... Yo soy un hombre serio, honrado, responsable, militante del Partido.
Respondió Rubén.
Respondió Rubén.
- ¡Oh!
Entonces lo siento mucho, pero tú no eres el empleado que yo necesito. Yo
necesito un almacenero que sepa desviar recursos del Estado y que las
auditorías y fiscalías no lo cojan.
Rubén quedó atónito ante semejante respuesta.
Por
supuesto, Mongui lo empleó como almacenero y trabajó allí por más de un año. Esa
fue sólo una más, de las tantas jaranas de Mongui.
=== FIN ===
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