04 diciembre, 2011

El almendrón de Enrique.

Para nadie  es  un secreto,  las  carencias   que sufre a diario el pueblo cubano. Agobiado por esas  carencias extremas y movidos por  un  deseo inmenso de sobrevivir, es que han surgido en  Cuba  inventos  dignos  de ser  registrados  en  el Libro Guinness de Records.  Basta  con mencionar  sólo unos pocos de ellos:  el  picadillo  de  cáscara de plátano burro, las croquetas de yuca,  el pan con pepino, el bicitaxi, etc. 


Un almendrón
También existe en Cuba la tendencia a cambiarle el nombre a todas las cosas. Pongamos algunos ejemplos. Le llaman trabajador disponible a lo que en el mundo entero se conoce como desempleado. Se acuñó el término de cuentapropista a lo que en otros lares es un propietario de un pequeño negocio. Llaman jineteras a las prostitutas y almendrón a lo que se conoce en todo el mundo como auto clásico.

Bicitaxi
Es precisamente acerca de un almendrón que escribo hoy, pero no de uno cualquiera, sino del de mi amigo Enrique. Hace apenas unos meses, en los primeros días de mayo, estaba yo esperando un bicitaxi en la esquina del antigüo hotel Perla, en Morón, pues mi jeep Suzuki estaba roto, cuando pasó Enrique en su almendrón y me paró.

Enrique Alvarez es un capitán retirado del EJT (Ejército Juvenil del Trabajo), que fue mi compañero de labor durante dos años en la sucursal de ITH-Abatur en Ciego de Avila; él como Jefe de Seguridad y Protección y yo como Vicedirector de Logística. Desde aquella época, nos une una buena amistad.

Cuando subí al auto, noté algo raro. Enseguida me percaté de que aquel almendrón tenía dos  aceleradores. Quedé atónito y supuse lo que sucedía, pero quiero expresar textualmente la explicación que me dio Enrique cuando le pregunté el motivo de tan insólita adaptación.

“Ramoncito, la vida está dura. Un litro de gasolina cuesta en el Servi, $1.15 el litro* y en la calle aparece a 20 pesos, pero que va, así no hay quien pueda moverse en un cacharro, por eso le puse dos carburadores y dos aceleradores. Esta bala trabaja con gasolina y con keroseno. El keroseno se consigue a 5 pesos en las bodegas. Fíjate; mira esto…” Efectivamente, Enrique puso la primera, pisó un acelerador (el de la gasolina) y el almendrón se puso en marcha, puso la segunda y el auto tomó impulso y en ese mismo instante, sacó el pie del acelerador y pisó el del keroseno y aquel vejestorio siguió su marcha como si nada.

Enrique me llevó hasta mi casa, le di las gracias y nos despedimos. Aquella misma noche hice un esbozo de esta crónica que ahora escribo, como un homenaje a todos los cubanos de a pie, que con su ingenio y sabiduría, logran sobrevivir a las carencias diarias.

*$1.15 CUC (Peso cubano convertible) Que equivale a unos 28 pesos cubanos.   


                                                               === FIN ===

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