Por muy diversas razones y a lo largo de toda la
existencia humana, como rémoras nos han acompañado los apodos. Bastarían estos tres
ejemplos.
Compay Segundo |
Edison Arantes do Nascimento fue reconocido oficialmente como
el mejor futbolista del siglo XX, sin embargo, todos lo conocemos como Pelé.
La mayoría de las personas no reconoce a Iósiv
Dzhugachvili como el controvertido político soviético que guió el destino de
aquel inmenso país, desde la muerte de Lenin,
hasta su propia muerte; pero basta mencionar su apelativo, para que sea
conocido en todo el mundo: Stalin.
Pelé |
Las especies marinas tienen amplia representación entre los apodos de La Marina: la cubera, el macabí, la tonina, el ronco prieto, la picúa y el camarón. También está la corúa y el pelícano, que competen
con el gavilán, el cao, la yaguaza y la
codorniz. También hay jicoteos, toros, panteras y guayabitos.
Algunos motes son referencias directas a determinadas características
físicas: pata de yegua, la patúa, maleta,
pelo de mango, tubo de escape, guanábana,
el tuerto, negrito, el cojo, cabezón, pelón, macana, pichita, mayor y pelú. Otros se refieren a acciones de sus dueños: rompe espejo, rompe cobo y caga patio. Algunos apodos marcan una diferenciación: el
negro, el blanco, el pinto, el enano y maslindo, aunque no entiendo otros como: muriela, candallo, el descuera'o, chimininga, checha, cheché, veinte dedos, güinga, coliche, ñengo, ñango, patiti, chaqui, cutupia,
pirolo, perule, tín y quimbo.
Algunas personas son tan reconocidas por su oficio, que si
éste no se mencionaba, es como si ellos no existieran. Carlín; el zapatero, Chango; el carnicero y Nando; el barbero. Existen también
apodos insólitos como cayajabo, káiser, chunga, mongué, chocha, cumbancha, merejo, naco, caloba y chichi. Otros se refieren a parecidos
fisonómicos: el indio, el ruso, el
francés, el coreano y el chino.
Stalin |
Hay sobrenombres que han dejado de ser patrimonio de una persona y como título nobiliario, es heredado por sus
descendientes. Al progenitor de una popular y querida familia del barrio: Felipe Vásquez, todos
lo llamábamos Felipe la güira. Su apodo pasó
como herencia a sus hijos Roberto, Beny,
Tati y Papa. A Otilio lo llamaban
cariñosamente el pescao y a sus hijos,
el barrio los fue bautizando como Tico el
pescaón, Cutiño el pesca'o y Antonio el
pescaíto. Un guagüero gigantón: Juan Aguiar, apodado Juan
200 -debido a sus libras de peso-, traspasó el mote a sus cinco hijos –
ideales modelos para Fernando Botero-.
A finales de los 70's se mudaron para el barrio, unos
campesinos. La familia estaba formada por el matrimonio y cinco hijos. Los
adultos saludaban cortésmente a todo el que se encontraban y enseguida surgió un
malintencionado comentario de era una familia de cariñosos. Eso bastó
para que a los pocos días fueran bautizados como los cariñosos. El apodo se ha extendido no solamente a aquellos que
llegaron a la barriada, sino también a su numerosa descendencia.
=== FIN ===
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