A Joel y Ernesto García Palmo.
Era una soleada mañana de 1994. Joel García Palmo y yo, regresábamos a Morón de un fructífero viaje a Cunagua. Yo conducía un Mitsubishi L-300, que los cubanos conocemos como panelito.
Era una soleada mañana de 1994. Joel García Palmo y yo, regresábamos a Morón de un fructífero viaje a Cunagua. Yo conducía un Mitsubishi L-300, que los cubanos conocemos como panelito.
Era la época en que un dólar valía 120 pesos. Ya hacía tres años
que vivía en Morón y no tenía refrigerador. Ese día nos levantamos bien
temprano y le compramos la caja de un refrigerador Minsk a una señora de
Cunagua, por 150 pesos cubanos. Aquello no tenía ni congelador, ni compresor; nada.
Era sólo la caja, que servía de refugio a dos nidos de gallinas.
Joel siempre ha
sido muy emprendedor y me había dicho unos días antes:
- Ya verás lo que haremos: vamos a Cunagua y a Violeta, compramos una caja de medio palo y yo me encargo de conseguir lo que falte. Antes que se acabe este año; tú tendrás refrigerador.
- Ya verás lo que haremos: vamos a Cunagua y a Violeta, compramos una caja de medio palo y yo me encargo de conseguir lo que falte. Antes que se acabe este año; tú tendrás refrigerador.
Aquella mañana;
de regreso a Morón, yo realmente no estaba muy convencido de que aquello
tuviera solución, pero si Joel me iba a ayudar, el sabría cómo resolverlo.
Chevrolet del año 1953 |
Cuando entramos
a Morón y pasando frente al parqueo del Hospital Roberto Rodríguez, Joel vio el
auto de su hermano menor en el parqueo. Era un chevrolet del año 53. Joel se preocupó y me dijo:
-
- - Entra ahí; que parece que hay
alguien enfermo en la familia. Mira la máquina de Ernesto.
Entramos y parqueamos justo en la valla al lado del chevrolet. Muy preocupado, Joel preguntó:
-
- - Che ¿pasa algo?
Ernesto, con la mayor
tranquilidad del mundo y sonriente le respondió:
- - No pasa ná. Es que este es el
único lugar de Morón, donde uno puede tomarse un par de laguer frías, sin que se pegue un sapo…
Efectivamente;
sentados en los asientos delanteros: Ernesto y su amigo, cada uno, con una Cristal en la mano y en el piso trasero
del auto, una nevera repleta de cervezas frías.
... y se les pegaron dos sapos.
=== FIN ===
=== FIN ===
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