15 agosto, 2011

Huevos de gallineta.


Gallineta común
A la memoria de Carlos Bernal (Caloba).


Aunque no soy un conocedor del tema, ni me considero émulo de José Ramón Cuevas y Félix Rodríguez de la Fuente, me veo en la obligación de explicar lo que es -a mi juicio- una gallineta, pues sobre ellas es esta historia. Es un ave que habita en los manglares. Construye sus nidos juntando ramas y hojas, hasta que logra una plataforma en la base del mangle. Sus diminutos huevos, de color castaño claro y numerosas pecas carmelitas, poseen un sabor muy agradable al paladar, aunque tienen un inconveniente: se necesitan al menos seis huevos, para hacer una tortilla.
  
La costa del Golfo de Guacanayabo es baja y cenagosa y los pueblos costeros están separados por manglares donde crece gran variedad de mangle, como el rojo, el prieto y la yana. Los cocos prietos también habitan en aquellos humedales. En el manglar que separa a Campechuela del poblado de Troya nos internábamos en cuanto aparecían las primeras lluvias de mayo. Recolectábamos huevos de gallinetas y cazábamos cocos prietos.

Manglar
Un sábado, al amanecer, nos fuimos al manglar. Caminamos toda la mañana y buena parte de la tarde por el escabroso lugar. Las conchas de los ostiones, pegadas en ramilletes a las raíces aéreas del mangle -cual filosas navajas- rasgaban nuestra vestimenta y llegaban hasta la misma piel y el agua salada del pantano hacía su efecto sobre las recientes heridas. Entre maldiciones y malas palabras, avanzábamos lentamente. Inmersos en aquella aventura, de pronto nos dimos cuenta que estábamos extraviados. Ninguno de los cuatro caminantes, -todos menores de catorce años - conocía el lugar. Las discrepancias afloraron inmediatamente.


Huevos de Gallineta común
La discusión subió de tono y el más fuerte amenazó con darle un trompón a otro, sólo porque discrepaba con lo que -según él- debía hacerse. Al ver el rumbo que estaba tomando aquello, llamé a la cordura, me trepé a un árbol y desde allí divisé las dos torres del central de Troya. El detalle de las dos torres me llevó a exponer mi criterio:

- Caballeros, no coman más mierda. Si pa'llá está el central de Troya, eso quiere decir que Campechuela queda pa'l otro la'o.

Sólo Cheché entendió mi razonamiento y se me unió en el regreso al barrio. Juanito y Caloba tomaron otro rumbo y fueron rescatados al anochecer por un pescador de Troya. Los llevaron al puesto de Guardafronteras de aquel poblado y desde allí avisaron telefónicamente a sus familiares.

Entretanto, en La Marina se había formado tremendo alboroto. Cheché y yo habíamos regresado sutilmente a la barriada, pero ante las insistentes preguntas, tuvimos que narrar lo sucedido. El barrio se movilizó y decenas de adultos se internaron en el manglar, casi al anochecer. Cerca de las nueve de la noche trajeron a los perdidos.

Hasta ese momento, mis padres desconocían de mi participación en aquella travesía. Al llegar los extraviados, narraron los detalles de su aventura, ante la atenta multitud. Fue allí donde se enteró mi madre y esa noche dormí caliente, con un par de gaznatones que mi padre me sonó.


                                                                 === FIN ===

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