Gallineta común |
A la memoria de Carlos Bernal (Caloba).
Aunque no soy un conocedor del tema, ni me considero émulo de José Ramón Cuevas y Félix Rodríguez de la Fuente, me veo en la obligación de explicar lo que es -a mi juicio- una gallineta, pues sobre ellas es esta historia. Es un ave que habita en los manglares. Construye sus nidos juntando ramas y hojas, hasta que logra una plataforma en la base del mangle. Sus diminutos huevos, de color castaño claro y numerosas pecas carmelitas, poseen un sabor muy agradable al paladar, aunque tienen un inconveniente: se necesitan al menos seis huevos, para hacer una tortilla.
Aunque no soy un conocedor del tema, ni me considero émulo de José Ramón Cuevas y Félix Rodríguez de la Fuente, me veo en la obligación de explicar lo que es -a mi juicio- una gallineta, pues sobre ellas es esta historia. Es un ave que habita en los manglares. Construye sus nidos juntando ramas y hojas, hasta que logra una plataforma en la base del mangle. Sus diminutos huevos, de color castaño claro y numerosas pecas carmelitas, poseen un sabor muy agradable al paladar, aunque tienen un inconveniente: se necesitan al menos seis huevos, para hacer una tortilla.
La costa del Golfo de Guacanayabo es baja y cenagosa y los
pueblos costeros están separados por manglares donde crece gran variedad de mangle,
como el rojo, el prieto y la
yana. Los cocos prietos también habitan en aquellos
humedales. En el manglar que separa a Campechuela del poblado de Troya nos internábamos
en cuanto aparecían las primeras lluvias de mayo. Recolectábamos huevos de gallinetas
y cazábamos cocos prietos.
Manglar |
Un sábado, al amanecer, nos fuimos al manglar. Caminamos
toda la mañana y buena parte de la tarde por el escabroso lugar. Las conchas de
los ostiones, pegadas en ramilletes a las raíces aéreas del mangle -cual
filosas navajas- rasgaban nuestra vestimenta y llegaban hasta la misma piel y
el agua salada del pantano hacía su efecto sobre las recientes heridas. Entre
maldiciones y malas palabras, avanzábamos lentamente. Inmersos en aquella
aventura, de pronto nos dimos cuenta que estábamos extraviados. Ninguno de los
cuatro caminantes, -todos menores de catorce años - conocía el lugar. Las
discrepancias afloraron inmediatamente.
Huevos de Gallineta común |
La discusión subió de tono y el más fuerte amenazó con
darle un trompón a otro, sólo porque discrepaba con lo que -según él- debía
hacerse. Al ver el rumbo que estaba tomando aquello, llamé a la cordura, me trepé
a un árbol y desde allí divisé las dos torres del central de Troya. El detalle
de las dos torres me llevó a exponer mi criterio:
- Caballeros, no coman más
mierda. Si pa'llá está el central de Troya, eso quiere
decir que Campechuela queda pa'l otro la'o.
Sólo Cheché entendió
mi razonamiento y se me unió en el regreso al barrio. Juanito y Caloba tomaron otro
rumbo y fueron rescatados al anochecer por un pescador de Troya. Los llevaron al
puesto de Guardafronteras de aquel poblado y desde allí avisaron telefónicamente
a sus familiares.
Entretanto, en La Marina se había formado tremendo
alboroto. Cheché y yo habíamos regresado
sutilmente a la barriada, pero ante las insistentes preguntas, tuvimos que narrar
lo sucedido. El barrio se movilizó y decenas de adultos se internaron en el
manglar, casi al anochecer. Cerca de las nueve de la noche trajeron a los
perdidos.
Hasta ese momento, mis padres desconocían de mi
participación en aquella travesía. Al llegar los extraviados, narraron los
detalles de su aventura, ante la atenta multitud. Fue allí donde se enteró mi
madre y esa noche dormí caliente, con un par de gaznatones que mi padre me sonó.
=== FIN ===
=== FIN ===
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