A Bernardo Ramírez (Nando).
Era una barbería sui géneris, aunque nada tenía que ver con la de Penny Lane. El pequeño salón adosado a la vivienda materna, era uno de los sitios más concurridos del barrio. Cuando Nando, el barbero llegaba a las ocho de la mañana, se encontraba con un tumulto esperándolo frente a su negocio.
Era una barbería sui géneris, aunque nada tenía que ver con la de Penny Lane. El pequeño salón adosado a la vivienda materna, era uno de los sitios más concurridos del barrio. Cuando Nando, el barbero llegaba a las ocho de la mañana, se encontraba con un tumulto esperándolo frente a su negocio.
De inmediato se organizaban las cuatro colas; que
yo sepa, era la única barbería donde se hacían cuatro colas. La de los peludos, por supuesto, la de los jugadores de dama polonesa, la de los jugadores de dominó y la de los
lectores de la
revista Bohemia.
Bernardo Ramírez; Nando, el barbero era, por iniciativa propia, el
promotor deportivo del barrio y prestaba diariamente todos los implementos de
su propiedad, para el disfrute de los vecinos.
En aquel tiempo, un pelado costaba un peso y un afeitado,
sesenta centavos. Aquellos eran los únicos servicios que podían pagar la
mayoría de los clientes de la
barbería. A nadie se le ocurría una limpieza de cutis, un
lavado de cabellos, un arreglo de bigote o un teñido de pelo. ¡Cuidado! Que aquello
podía malinterpretarse.
Los jugadores de dama polonesa eran expertos. Sobresalían
Juanito, Cheché y Valentín por su ingeniosidad y brillantez y Nando y Hermes, por la profundidad de su
juego. Los amantes del dominó eran los que más gritaban y discutían. El negro Cutiño, el chino Garrido, Pacuso y Roy Castillo eran sólo algunos,
del enjambre de jugadores y mirones.
La barbería y el portal contiguo permanecían repletos de
una muchedumbre leyendo, pensando o discutiendo.
Aquel era el único lugar del barrio adonde semanalmente
llegaba la revista
Bohemia. Muchos la leían, pero sólo dos o tres intentábamos
completar el crucigrama. En un estante blanco, situado en una esquina del local,
permanecían varios libros que la mayoría de los clientes miraba de lejos, pero casi
nadie leía.
Aquellos fueron los primeros libros que leí.
=== FIN ===
=== FIN ===
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