
A todos los pescadores de Campechuela.
El segundo grupo era el de los pescadores por cuenta
propia. Eran la inmensa mayoría. La piel curtida por el salitre y el intenso sol,
rostros surcados por visibles y profundas arrugas. La ropa; aquello no merece
llamarse ropa. Un pantalón viejo picado por las rodillas, una camisa mil veces
zurcida y un raído sombrero de yarey. Diariamente se aventuraban en cayucos de
cinco metros de eslora, a más de cinco millas náuticas mar adentro, para extraer
el sustento familiar. Leoncio, Yarino, Polito,
Miguel la cubera, Carlos la codorniz y
El tercer grupo estaba constituido por los pescadores por
placer; que no vivían en el barrio y tenían profesiones disímiles. Había
ingenieros, médicos, maestros y hasta pastores protestantes y todos sentían un
amor inmenso por el mar. El personaje más célebre de aquel reducido grupo era
Robin Gil, el chofer del carro fúnebre del pueblo y al que envidié durante mi
infancia, porque supuse que no moriría nunca.
El club de pescadores submarinos formaba el cuarto grupo
y era muy exclusivo, porque requería de buenos pulmones, mucho coraje y un adecuado
equipamiento, que no estaba al alcance de El último grupo lo formábamos los pescadores del muelle. Éramos un montón de muchachos que matábamos las horas de ocio pescando cuberas, mojarras y otras piezas menores. A este grupo pertenecían también algunos ancianos que habían pertenecido a alguno de los grupos anteriores, pero que ya no se aventuraban a pescar en alta mar.
=== FIN ===
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